miércoles, 2 de diciembre de 2009

Las Tribulaciones del General Rauda (11)



XI

“Señor Presidente, y por útlimo le informo que el forajido Martín Rauda ha muerto en las inmediaciones de un pueblo cercano a Pátzcuaro, Michoacán” Recitó el Ministro de guerra al Jefe Máximo de la Revolución.
 
“Mira, mira, ya te chingastes al cabrón ese...bien, bien" Exclamó el Jefe Máximo "Era bragao el cabrón ese, pero estaba del lado equivocado.” Dio un golpe en el escritorio y se levantó de su silla, se dirigió hacia el enorme ventanal desde donde se observaba todo el valle de México, y suspiró.
 
“Esos cabrones son especiales, matan a lo pendejo y a puros pendejos.” Se quedó callado unos segundos y agregó “Ya vez como le fue al Alvarito.” Y una risotada se oyó por todos los pasillos del castillo. El Ministro de Guerra lo observaba desde el fondo del despacho, con las manos cruzadas y la mirada en ningún lugar. El Jefe Máximo volvió a su enorme asiento de madera de roble.

“Siéntate, Lázaro, siéntate. Vamos a platicar.” Lo invitó con un movimiento más de pistolero que de diplomático. “Tu fuistes gobernador de Michoacán, platícame como le hicistes para aplacar a esos cabrones”

El General se sentó y comenzó un relato muy corto con encuentros en la sierra con los rebeldes, negociaciones, ejecuciones sumarias y nuevas neogicaciones. “Fue en esos días que conocí a Martín Rauda. Un tipo muy extraño. Padecía de visiones y parece que se hablaba de tú con el Señor de la Misericordia”  

“Ah cabrón, ¿de tú ? ¿Tenía visiones? ¡Ah, que la jodida! ¿y serían ciertas? no lo hubieras matado Lázaro, con esas cosas no se juegan...”

Un silencio pesado se escurrió por las baldosas de mármol, por las cortinas de seda, lamió los muebles de caoba y subió por las patas del escritorio presidencial hasta aposentarse frente a la cara del michoacano que no atinaba a mirar de frente al de Sonora.
 
"Ya después te chingas también al Chávez, ya se quejaron los valencianos de ese cabrón, ¿está bien?...Antes de que te vayas Lázaro" dijo el Jefe Máximo aguzando la mirada, "tú sabes que te estimo mucho y pronto, créemelo, pronto te voy hablar de usted, qué te parece”

“Me parece, mi General, me parece muy bien”

2 comentarios:

  1. Me queda una sensación michoacanista, frustrada y mal pegada al maximato.

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  2. Así es, acuérdate que fueron los que le dieron cuello a los de Sonora.

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