"V"
"V" tiene 24 años y toca el bajo en un grupo de rock, me dice que ya no son aficionados, cobran y están de planta en un bar de la Roma, me dice que han estado en festivales: estuvimos en el Latino Fest, le abrimos el concierto a Panda y a Resorte, estuvo chingón profesor. A "V" le pesa la edad, lo sabe, en este contexto se siente fuera de lugar; están todos bien chavitos, se muerden las uñas y se ríen de puras pendejadas; no seas injusto "V", le digo, están ensayando, no saben como tocarle las cuerdas a su vocación, no la encuentran por ningún lado; pues si profesor, pero yo ya me estoy quedando calvo y no tengo tiempo para estas pendejadas, la verdad. Me cuenta que la música es lo mejor que le ha pasado en la vida; la verdad en el escenario me transformo maestro, me siento bien, completo, es más, a veces gozo mas estar tocando que cuando estoy con mi chava; oye "V" pues en eso tienes una ventaja, tú ya encontraste a eso que te vas a dedicar y muy pocos pueden decir eso de su trabajo, lo que haces te llena mucho más que las eyaculaciones, pero, le digo, no entiendo una cosa: ¿qué carajos estás haciendo aquí?
"V" se queda pensando y se ríe, pues es por mi mamá, me dice que vivir de la música es muy difícil, que no deja dinero, que mejor estudie una carrera, algo seguro. Oye "V" pero en la Roma no te pagan poco, ¿o sí?; pues no prof, no me pagan poco, pero tampoco es de diario, hay temporadas en donde no cobramos nada y hay otras en donde la propina me deja una buena de lana, así es esto. Entonces, le digo, para qué tantas dudas, mejor habla con tu mamá y dile lo que me acabas de decir; pues se lo he dicho pero me dice que son puros sueños pendejos, que cuando se me baje la calentura ya voy a estar muy viejo para estudiar y me voy a quedar sin nada. Nos quedamos callados, los sonidos se escurren por entre la puertas y los enormes ventanales del salón, se escucha una melodía, una cumbia y unos gritos, ea ea ea. Nos reímos juntos.
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