Le
dije a Margarita, quiéres ser mi novia y me dijo que no. Quedé pasmado. Apenas
me salió un despechado por qué, pero ella sonrió de manera encantadora, me
pellizcó la mejilla, se dio la vuelta y se fue. Me quedé mirando su cuerpo, con
aquella falda a cuadros verdes príncipe de gales, con el suéter verde amarrado
en la cintura y con esa diadema verde. Toda verde ella como la jacaranda que
estaba mis espaldas y de la cual colgaban unas enormes orugas verdes, en verdad
enormes. Miguel me dijo: ¿Te batearon güey? pues no sé, le dije, pues que te
dijo güey, pues que no, ay güey pues entonces te batearon pendejo, y se
carcajeó, hasta verde estas del pinche coraje, me dijo. ¿Eh? ¿verde?.
domingo, 14 de julio de 2013
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