La noche de Walpurgis
por Francisco Aragón
29/04/2008
Sin duda es
una ironía simpática que el día del niño en México se celebre el mismo día de
la Noche de Walpurgis; fecha umbral por excelencia, clave en el calendario
mágico tradicional que señala el fin del invierno y el principio de la
primavera, por lo que se le relaciona sobre todo con ritos de fertilidad, pero
que también marca un periodo, una noche, durante la cual los seres del otro
mundo tienen permiso para salir a mezclarse con las personas. Se decía que era
un día perfecto para los aquelarres que siempre, si se trataba de aquelarres
respetables claro, terminaban en orgía; otra tradición indica también que ese
día las hadas cabalgan desenfrenadas barriendo con todo lo vivo que se
encuentra a su paso y buscando doncellas y donceles que llevarse a su morada en
el otro mundo; también se tenía la creencia que era de mala suerte casarse no
sólo el 30 de abril o el primero de mayo sino durante todo el mes de mayo con
riesgo de contraer nupcias con una mujer perteneciente al más allá.
Sin saber nada de esto yo viví una experiencia interesante un 30 de abril. Yo era muy joven y había decidido junto con mi novia aprovechar el puente organizando un picnic en un bello valle cercano. No diré que no tomamos nada, nadie que me conozca lo creería, pero hasta ahora aún no me puedo explicar la extraña manera en que el tiempo transcurrió ese día, como si avanzara a grandes saltos; de un momento a otro la luminosa mañana se convertía en frío atardecer y luego la noche ya amenazaba en el lapso de un parpadeo sin que en medio sucedieran eventos que pudiéramos recordar. Ni ella ni yo lo confesamos en ese momento, pero ambos sentimos en varias ocasiones que alguien nos vigilaba sin poder determinar exactamente desde dónde. ¿Por qué nos quedamos tanto tiempo en esas circunstancias? Lo cierto es que al final el miedo nos venció definitivamente y salimos justo a tiempo del valle, tomando el último camión hacia la ciudad. El primero de mayo no nos vimos, teníamos demasiadas cuentas pendientes con el sueño.